Nací un mes de abril de 1967 bajo el signo de Aries, en un año lleno de revoluciones espaciales, sociales y de un aparente orden socio-cultural que, en años posteriores, se convertiría en continuos desordenes personales y emocionales para mí.
Como me dice de forma coloquial e irónica alguien que bien me quiere, pero no debe ser muy afín a mi signo, “soy un puto Aries”. Dicen que el signo zodiacal marca el carácter y la personalidad; pues bien, mi necesidad de expresar sensaciones y emociones en este mi primer trabajo, desmonta la leyenda urbana que dice de nosotros que no hay posibilidad de cambio y menos por nosotros mismos. Por eso, para quienes creen en la astrología, debo decir que desde el comienzo de mi “nueva vida” soy un Aries reconvertido.
Bastó un acontecimiento en mi vida, una grave neuropatía, para que la vida me ofreciera, postrado en cama, la oportunidad de reflexionar durante casi un año para darme cuenta, junto con esas grandes desconocidas a quienes fui conociendo por Internet, de quién había sido durante toda mi vida y encontrar dentro de mí a la persona que realmente soy y que siempre hubiera sido si no me hubiera tocado vivir en un entorno tan duro y machista.
Y esta verdad me la corroboran los cinco años transcurridos, tras los que sigo manteniendo una maravillosa relación con mis desconocidas, quienes, de hecho, ya han dejado de serlo.
Sólo una mujer puede conseguir tu transición de “diablo” a “ser humano” si aprendes a escucharla.
Si reflexionamos sobre ello, aprenderemos que nuestro día a día debería basarse en el respeto y la sinceridad. Uno se da cuenta de que si nunca se ha respetado a sí mismo es imposible que sepa respetar a los demás.
Seguramente estaréis ya pensando: este tipo ha descubierto América… pero, para bien o para mal, durante estos años de investigación y trabajo de campo con tantas grandes desconocidas, me autoriza a opinar con bastante propiedad sobre la inmensa hipocresía existente, sobre todo entre el género masculino.
Durante estos cinco años he ido conociendo a mujeres solteras, separadas, viudas, etc. a través de muchas conversaciones llenas de cariño, amistad y sinceridad. Con el tiempo vas sabiendo que encuentran el amor, te van contando cómo evoluciona la relación y en la mayoría de las ocasiones, casi como norma, vas escuchando como la falta de respeto, los celos y el acostumbramiento acaban con la relación. Aparece la oligarquía emocional y al final, irremediablemente, llega el sufrimiento como consecuencia de ese “machotismo” tan generalizado en nuestra sociedad.
Deberíamos empezar a tomar más en serio la palabra “machotismo” y reconocer que algo debe cambiar en los hombres.
Yo lo logré y estoy convencido que muchos hombres encontrarán un nuevo mundo si escuchan mensajes como el que yo intento transmitir.
Ojalá algún día nos diéramos cuenta todos, que el machotismo o el feminismo acérrimos sólo desembocan en dolor y maltrato en todas y cada una de sus acepciones, llegando a límites que por desgracias acaban destruyendo nuestras relaciones, sino a todo el entorno que en definitiva es el que siempre está ahí y siempre nos querrán sin dudas ni juicios de valores.
Todos tenemos defectos y virtudes que nos diferencian de los demás y que por lo tanto, nos aportan una personalidad propia.
Partimos de la idea de que no hay virtudes mejores o peores, ni defectos más negativos que otros, tengamos en cuenta esta idea para aceptarse uno mismo, porque la clave de la no aceptación, esta en la comparación con los demás.
Cuando algo nos sale mal, o no sabemos hacerlo es difcil no caer en la tentacion de observar a otros que si lo pueden realizar, y en cierto modo sentirnos menos valiosos. El problema reside ahi, en comparar nuestros fallos o punto debil, en el acierto,o punto fuerte de los otros.
Para llegar a aceptarnos, primero tenemos que conocer todo lo que somos, tanto lo bueno como lo malo, sin juzgarnos y a continuacion debemos huir de las comparaciones, pues todos somos diferentes, y por ultimo, una vez que conocemos y valoramos lo bueno de nosotros mismos, podemos potenciarlo, centrandonos en aquellas cosas que sabemos que podemo realizar y crecer en ese ambito, mientras aceptamos aquello que, en un momento dado se nos escapó.
CENTRARNOS EN NUESTRAS MEJORES APTITUDES NOS AYUDARÁ A SACAR NUESTRO MEJOR POTENCIAL, y asi ser mas felices, que al fin y al cabo es lo que todos buscamos.
Hola Peque. Gracias por tu comentario y por tu respetable opinión sobre los defectos, las virtudes, las «odiosas» comparaciones y las aptitudes que cada uno posee y que evidentemente son porque las tenemos.
La sinceridad forma parte de mí, y como apunto en la introducción del libro he leido a psiquiatras, feministas, la mayoría perodistas, que sin querer opinan sobre emociones y sentimientos y al mismo tiempo con sentido común y sinceridad, te dejan el mensaje interior de que ni siquiera en su vida las cosas les han marchado bien. Pero también he tenido la curiosidad de introducirme en los discutibles mundos de los libros de autoayuda.
Este libro está catalogado en la editorial como de autoayuda y no lo es en absoluto pero no existían parcelas literarias para escritores noveles y optaron por incluirlo en ésa (bajo protesta, por supuesto)
Mi opinión es que todos estos libros, imprudentemente, pretenden ser consejeros acerca de emociones y sentimientos que no se pueden generalizar pues, como mi trabajo de campo durante estos años me ha demostrado, éstos suelen ir entrelazados entre sí y es muy arriesgado aconsejar sobre ellos; de ahí que abogue desde el principio y durante todo mi trabajo por la reflexión, que consiste en separar todo lo bueno y malo que nos sucede y analizarlo de este modo. Cada problema se puede mirar de distintas formas pero la mejor es apuntarlo y verlo en tercera persona; de ese modo nada más con la herramienta del sentido común nosotros mismos y sin ayuda podemos racionalizar nuestros sentimientos y emociones y desechar los que en primera persona, y por la presión del entorno, sería imposible o complicado eliminar. De todas formas, quienes ya hayáis leído el libro os habréis dado cuenta de que repito el mismo mensaje casi en cada capítulo: …cuando nos sentimos con problemas es porque no nos conocemos a nosotros mismos porque nos seguimos mintiendo y porque a la paciencia no se le puede poner fecha.Solucionados estas tres asignaturas pendientes y cuando de verdad podamos dedicar el tiempo y las ganas suficientes a la reflexión, poco a poco y sin consejos externos veremos cómo se van racionalizando nuestras vidas y desapareciendo nuestras ansiedades, fantasmas y baja autoestima ya que iremos dando solución a todas ellas. Personalmente, si me tengo que equivocar en una decisión, prefiero que sea la tomada por mí sin los también bienintencionados pero peligrosos consejos de nuestros amigos que la mayoría de las veces acaban siendo nuestros peores enemigos en este aspecto.
Un besazo