Ayer acompañaba a mi anciano padre como de costumbre para que saliera un poco y desayunar en su cafetería habitual desde hace más de 15 años pese a su ya gran falta de movilidad. Estábamos sentados junto a la barra, de pronto se acercaró a pagar a la caja una chica de unos veinticinco años.Bruscamente aparece un hombre de su mismma edad acompañado de otro de mediana edad.
De pronto a voz en grito le dice el más joven » vete a la mierda», un ligero empujón pero suficiente para sentir cierta molestia y a continuación pagó el joven.
Será por deformación profesinal como experto en coaching para mujeres o como escritor y mi escucha activa y la razón de éste libro E.L.I en particular, para no salir se mi asombro cuanto el lenguaje no verbal de ella, denotaba una total normalidad ante el suceso.
Rápidamente salieron estas tres personas juntas, y la joven mientras salía le dijo… ¡espera¡ y dulcemente le metió un par de centímetros la camisa por detrás del pantalón antes de salir. Efectivamernte era una joven pareja sentimentalmente unida. Al salir seguía teniendo la misma cara de agresividad con la cual atentó varios valores no negociable en éste mundo, el maltrato emocional, la falta de respeto al espacio, libertad e independencia de cualquier ser humano y el valor de la comunicación sin la tonalidad amenazante y agresiva que en ese minuto hizo gala. ¿Gala de qué? ¿De su ego protegiéndolo con ese machotismo de dureza y agresividad verbal?
Lo irracional es que mientras andaban ella iba la última y en su cara se leía orgullo e incluso una ligera sonrisa inocente de satisfación por el rato que tomaron café con ese señor de mediana edad. Cuanta creencia limitadora encontramos cuando sabemos identificar el machismo y el maltrato emocional de hombres(por llamarlos de alguna manera) nacidos antes de los 70.
¿Hay de verdad tantos invidentes emocionales en éste siglo XXI donde los críos siguen machacando a éste estandar de mujer?
El compartir ese minuto vivido por mí, no es por ser sólo este suceso, sino por la alta reiteración que veo casi todos los días y hoy he querido compartir con vosotros en mi blog y que cada día me animan a seguir luchando por la asertividad o autoestima de quienes no quieren protegerse de un futuro incierto y de su minusvalía emocional que ante estos hechos no tiene disculpa.