El libro que hoy tengo el privilegio de prologar es el primero que sale de la pluma de su autor, y también es la primera vez que alguien me pide prologar un trabajo suyo, petición a la que he accedido gustosa, no sin antes sentir el sonrojo en mis mejillas, dado que mi experiencia como escritora solo va un poco por delante de la suya, gracias a los trabajos que tengo ya publicados, pero la realidad es que sólo soy, al igual que él, una comunicadora que ha elegido la literatura para compartir con los demás sus ideas y vivencias.
José Luis es alguien que conocí hace años a través de una gran amiga común, cuando ambos navegábamos intensamente por la red tratando, básicamente, llenar momentos de soledad o aburrimiento, y más tarde buscando “material” para nuestros relatos. Hoy en día nos une una sincera amistad en la distancia, que pocos sabrían entender, sobre todo si desconocen el medio que sirve de base para este libro: Internet y las relaciones humanas a través del mismo.
Él, como yo, y como miles de personas en todo el planeta, conocemos la fuerza y la realidad de un nuevo sistema de comunicación que está revolucionando el mundo, y lo sabemos porque nos hemos arriesgado en él hasta más allá de lo que sería deseable o al menos aconsejable. Todos hemos dejado, en el camino transitado por el ciberespacio retazos de nuestra vida, jirones de nuestros corazones, risas y lágrimas, confidencias, sensaciones… En definitiva, parte de nuestra vida.
Siempre dije, a quien me quiso escuchar, que el gran riesgo de Internet no son los timos, estafas, o mentiras; el gran riesgo de este medio es que se navega por él a corazón abierto, escudados quizá en la improbabilidad de conocer en vivo a aquellas personas con las que contactamos, y a los que acabamos contando nuestra vida y milagros sin reservas. A nuestros amigos cibernéticos les contamos cosas que jamás diríamos a nuestra familia ni amigos reales, a veces por pudor y otras por no causarles dolor. La prueba de ello es este propio libro, construido sobre la base de miles de confidencias hechas sin reservas al autor por cientos de personas, o la novela que yo misma tengo a medio escribir, con idénticos cimientos, y tantos y tantos otras publicaciones que han visto ya la luz o la seguirán viendo, dado que al ser un tema tan actual y en completa expansión, llama enseguida la atención del lector.
E.L.I. “Espacio, Libertad, Independencia” ayudará a todo aquel que se adentre en sus páginas, y comience su andadura cibernética, a conocer algunos de los riesgos de la red. Y a los que ya transitan por ella, a entender algunas cosas que a veces nos cuesta comprender.
Ojalá entre todos podamos contribuir, de alguna forma, a que aquellos que se acerquen al medio y decidan navegar por él, corran menos riesgos que nosotros, pudiendo así disfrutarlo en toda su importancia sin ser dañados por ningún desaprensivo de los muchos que pululan por el ciberespacio en busca de presas fáciles.
No todo es malo en la red, por ella también transitan personas maravillosas que merece la pena conocer, yo encontré el amor en ese medio y hoy vivo feliz con la persona que busqué, inconscientemente, toda mi vida, y que gracias a Internet pude hallar más allá del océano que me rodea y me aísla. Y también conocí en mi navegación gente maravillosa cuya amistad sigo conservando, pongo como ejemplo al autor de este libro. Personas cuya sensibilidad y grandeza de corazón les hace especiales, y sin embargo sólo sacan su “yo” real a través del ciberespacio, por miedo o timidez para abrirse al mundo sin más. El anonimato ínter nauta les permite sentirse libres, y no siempre es para mal.
Pero volvamos a lo que hoy nos compete, prologar el trabajo de José Luis, un autor novel que arriesga sus sentimientos y vivencias en un libro que yo denominaría “a corazón abierto”. Un libro lleno de emociones, sensaciones, vivencias y reflexiones que pueden ayudarnos, a las mujeres, a saber como nos ven la mayoría de los hombres, y a ellos a conocernos un poco más.
Posee esta publicación valores añadidos al ya expresado de escribir “a corazón abierto”, que pocos autores nos atrevemos a plasmar en nuestros escritos, ya que no es fácil mostrar al mundo nuestro interior, todo lo que pensamos y sentimos, como lo hace él, se necesita ser muy generoso para escribir así, sabiendo que lo que escribes va a ser publicado.
Se une a ello su deseo de ser útil a aquellas mujeres que le brindaron sus experiencias a poder reflexionar sobre sus vidas. Y a las posibles lectoras que aún no le conocen a dar una vuelta por su propio interior. Un paseo que todos deberíamos dar de vez en cuando, en lugar de dejarnos llevar por el ritmo vertiginoso de la sociedad actual, y pararnos a establecer un orden de prioridades en nuestras vidas, que luego debemos intentar seguir a rajatabla, cosa que yo recomiendo insistentemente a todo el que me quiere escuchar, porque a mi me funciona. (Evidentemente yo soy la Luisa Chico que se para, de vez en cuando, a separar el grano de la paja y que nombra el autor en su introducción)
El trabajo de campo realizado por José Luis para este libro, posee la fuerza y la rigurosidad de haber sido realizado en primera persona, implicándose en cada vivencia, empapándose de cada experiencia, cosa que muchos de los llamados “estudiosos sociales”, no hacen, limitándose a basar sus estudios en media docena de encuestas, que la mayoría de las veces solo muestran la realidad de esa media docena de personas. Tal vez a ellos también les sirva este libro de ayuda en sus estudios sociológicos.
Desde aquí animo al autor a seguir transitando por el campo literario, sembrando mil semillas de vida y vivencias, que algún día germinarán en el corazón de sus lectores.
Luisa Chico