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De forma distinta a todas las navidades de mi vida, las del 2.012 es la peor y con diferencia. De alguna forma e incluso estando en lo más parecido a un hogar con mujer, hijos y familia política, una coraza me protegía. Una y otra vez hacia de tripas corazón y me llenaba de positividad día tras día en esas fechas. Pero también día tras día algo acababa rompiendo mi aguante y mis corazas acababan siendo terribles y con la sensación de que todo daba igual.

 Quiero recordar cuando perdí la sonrisa incontenible, espontánea. ¿Puede ser increíble que no lo recuerde? Pues es posible y es algo médicamente comprobado en mi caso, claro. Puede sonar penoso o directamente serlo, pero al igual que olvidé la mayor parte de mi matrimonio a nivel de acontecimientos ordinarios y continuos, parece ser que la etapa, momento o situación traumática en algún punto de mi vida haya cortado tan simple gesto que en muchas personas pero sobre todo en mujeres es innata y prácticamente indestructible. No generalizo en esto, pero si por mi amplia experiencia aparece de alguna forma varias veces gracias a las fortalezas en forma de amigos, familiares y parejas, aunque en este aspecto y con el tiempo va desapareciendo.

 Hoy hablando con un entrenador profesional de fútbol en una consulta previa a un posible proceso de coaching deportivo, me apuntaba su pérdida de la sonrisa a partir de situaciones emocionales laborales y que después de media vida como mister e incluso alcanzar grandes éxitos, se fue perdiendo. Una vida donde se le ha pedido seriedad y ganarse el respeto equipo en equipo, parece que podría ser un rol aceptado y que llega a ser neuro-tóxico cuando afecta al entorno más íntimo y sobre todo en el familiar.

 Esta conversación me ha dado que pensar. Incluso me he dado cuenta que la sonrisa nada tiene que ver con la alegría tras haber trabajado con una gran cantidad de clientes y en la cual cuestiono que la sonrisa sea gestionable emocionalmente ya que es imposible en muchos casos el autoregistro de esas sonrisas.

 Mi conclusión es que el coaching no puede específicamente tratar esto llegados a niveles de esta carencia cuando tu subconsciente ya se ha encargado de gestionar la sonrisa en forma de ironía y cuando es una suma tan grande de emociones negativas constantes, donde se pierde por completo la falta de control para que de forma natural esa sonrisa que subyace de vez en cuando, aparezca de vez en cuando al menos.

La psiquiatría sin embargo tiene mucho que aportar gracias a la farmacología, aunque no es mi caso ya que no bebo alcohol, sí que he podido observar que el alcohol en exceso es un inhibidor rápido, fácil pero no recomendable para que misteriosamente y pese a la cronicidad, aparezca este fenómeno de la sonrisa y que desaparece en pocas horas en forma de malestar general, naturalmente.

Indudablemente y dada mi profesionalidad y tras evacuar consultas, he comunicado la imposibilidad por mi parte, dada mi experiencia de hacer proceso si el objetivo era así de concreto y específico y lo he derivado a mi terapeuta asociado que utilizo en casos de detección de depresión y que tras  dos meses, sí que se pueden empezar procesos personales realistas y que cumplen con los mínimos necesarios para andar junto a tu cliente y llegar al éxito.

La hipnosis es una metodología que creo también positiva y de gran potencia según el caso, naturalmente. Y esto sumado al respeto de las terapias y metodologías, lo digo en favor del psicoanálisis y mi amistad con más de veinte profesionales labrada desde el respeto y el saber escuchar con humildad por ambas partes, cosa que por desgracia y de momento, generalmente sólo recibimos los coaches desprestigio y no poco menos que más de un insulto al haber conseguido en un proceso éxito de algún paciente esporádico después de más de 5 años de consultas con el mismo profesional.

Para resumir, mis respeto a todos los profesionales serios, doctorados o no, que acompañan con la máxima profesionalidad a quienes les piden ayuda lejos del “todo por la pasta” y que es incuestionable que por desgracia existe aunque los menos en cualquier ámbito profesional.

En definitiva, tras 3 años del estudio y trabajo de campo con la sonrisa, dejo una síntesis de mis observaciones cual monje recluido en el monasterio de mis procesos, lecturas, y consultas y que publicaré también como un apéndice a los 6 años de investigación en el blog de mi libro E.L.I  y donde este tema se cotejó en la mitad del millar de mujeres como grupo de control y me encaminó a la búsqueda seria del conocimiento tras ver cada día que gratuitamente los profesionales ven este tema como algo fácil y sencillo de resolver o tratar y directamente me llegan de primera mano, todo lo contrario. Demos a la sonrisa el derecho a dejarla salir o no de forma espontánea y respetemos la introversión cuando quienes la extraviamos y pese a su ausencia gestionamos perfectamente nuestras emociones que son muchas cada minuto de nuestra vida.

Ayer acompañaba a mi anciano padre como de costumbre para que saliera un poco y desayunar en su cafetería habitual desde hace más de 15 años pese a su ya gran falta de movilidad. Estábamos sentados junto a la barra, de pronto se acercaró a pagar a la caja una chica de unos veinticinco años.Bruscamente aparece un hombre de su mismma edad acompañado de otro de mediana edad.
De pronto a voz en grito le dice el más joven » vete a la mierda», un ligero empujón pero suficiente para sentir cierta molestia y a continuación pagó el joven.

Será por deformación profesinal como experto en coaching para mujeres o como escritor y mi escucha activa y la razón de éste libro E.L.I en particular, para no salir se mi asombro cuanto el lenguaje no verbal de ella, denotaba una total normalidad ante el suceso.

Rápidamente salieron estas tres personas juntas, y la joven mientras salía le dijo… ¡espera¡ y dulcemente le metió un par de centímetros la camisa por detrás del pantalón antes de salir. Efectivamernte era una joven pareja sentimentalmente unida. Al salir seguía teniendo la misma cara de agresividad con la cual atentó varios valores no negociable en éste mundo, el maltrato emocional, la falta de respeto al espacio, libertad e independencia de cualquier ser humano y el valor de la comunicación sin la tonalidad amenazante y agresiva que en ese minuto hizo gala. ¿Gala de qué? ¿De su ego protegiéndolo con ese machotismo de dureza y agresividad verbal?

Lo irracional es que mientras andaban ella iba la última y en su cara se leía orgullo e incluso una ligera sonrisa inocente de satisfación por el rato que tomaron café con ese señor de mediana edad. Cuanta creencia limitadora encontramos cuando sabemos identificar el machismo y el maltrato emocional de hombres(por llamarlos de alguna manera) nacidos antes de los 70.

¿Hay de verdad tantos invidentes emocionales en éste siglo XXI donde los críos siguen machacando a éste estandar de mujer?

El compartir ese minuto vivido por mí, no es por ser sólo este suceso, sino por la alta reiteración que veo casi todos los días y hoy he querido compartir con vosotros en mi blog y que cada día me animan a seguir luchando por la asertividad o autoestima de quienes no quieren protegerse de un futuro incierto y de su minusvalía emocional que ante estos hechos no tiene disculpa.

Como experto en coaching, día a día leo, escucho y respeto a los compañeros coaches que ofrecen compartir o introducir tal o cual sector de la sociedad o la empresa en esta, mal llamada por muchos, «terapia», sobre la base de realidades del siglo XX.

A veces pienso que quizás dedico demasiadas horas al estudio y comprensión de los procesos de comunicación que hoy en día se está dando. Pero creo que voy por el buen camino en mi decisión de trasladar el coaching al siglo XXI .

Sigo pensando que lejos de herramientas, conceptos, vocabularios y emociones primarias y secundarias, se nos olvida lo principal:EL PARADIGMA DE LA INCERTIDUMBRE.

La humanidad sin excepción esta impregnada de incertidumbre, y quiere ir más allá de un simple objetivo o una maravillosa foto final. De ahí mi voluntario enclaustramiento para estudiar la manera de atacar esa incertidumbre que gobierna el siglo XXI y, poco a poco, con mis nuevas técnicas y herramientas, ayudar a conseguir lo ideal a partir de lo real.

Mi investigación me lleva a la incertidumbre empresarial del siglo XXI: los autónomos, las PYME. Ambos tienen poco acceso al coaching pues estos procesos generalmente se ofrecen para las grandes empresas. Esto me ha llevado a la reflexión de que debo dedicarme a acompañar a estos valientes pequeños empresarios y autónomos, y codo con codo, ayudarles a construir su visión empresarial, adecuada para adaptarse y transitar con exito en el nuevo orden económico global que está emergiendo en los albores del siglo XXI.

Y como el origen de todo éxito empresarial es el éxito en las ventas, vamos a llamarlo sales coaching.

Pronto saldran cientos de frías herramientas para analizar los nuevos contextos económicos empresariales… Pero las mías siempre tratarán sin trabas las emociones subyacentes que son las que al final condicionan el desempeño en el trabajo y los negocios: la familia, el amor, la pasión, el ocio, el respeto…

Con lo cual sigo con mi trabajo de campo, trabajando con mis clientes… y espero poder aportar a mis compañeros coaches mi visión de la mochila de herramientas para el coaching del siglo XXI.

Introducción

¡Hola a tod@s¡… Cuántas veces lo hemos estado leyendo día a día y durante años. Lo hemos leído en nuestros correos electrónicos, foros de Internet y en los anuncios de nuestros perfiles en páginas de búsqueda de amistad o pareja.

El conocimiento de “seres humanas” por medio de estos portales y fuera de ellos es la zona cero de todo lo que necesito expresar y compartir. Luisa mi amiga y madrina literaria me dio dos consejos para empezar este humilde trabajo.

Primero: “No te preocupes por la sutileza, las mujeres sabemos de sobra que los hombres carecéis de ella”. Naturalmente en ese momento se me quedó cara de sapo, pero en definitiva, y reflexionando mis enormes limitaciones literarias y mis defectos, entendí que lo que quería expresar no podía hacerlo como un escritor o literato. No lo soy y es difícil llegar a serlo, sino como ser humano con sentimientos y muchas empatías. Por lo menos ella sí tuvo la sutileza en aquel momento de decirme que sabía de la enorme sensibilidad que poseía. Esto me hizo vislumbrar un rayo de luz en el universo, acariciaba la esperanza de que hay muchas mujeres que asombrarían al saber que los hombres podemos tener también altibajos en autoestima.

Segundo: “Lo que escribas lo volverás a rescribir cientos de veces porque siempre encontrarás una forma mejor de expresarte, con lo cual no te desanimes aunque estés harto del libro, déjalo aparcado y retómalo cuando la ilusión y las ganas vuelvan a ti”. Bueno… como buen sapo y con el permiso recibido para esa falta de sutileza innata en los hombres, me he puesto a rescribir muchas de las sensaciones que en principio no llegaban a expresar con claridad lo que yo deseaba decir. Espero no ser muy crudo con la expresión de mis sensaciones y sentimientos, de todas formas ya sabéis… Solo es la visión de un hombre, pero sobre todo de un ser humano.

En principio quiero escribir para no olvidar esta parte de mi nueva vida. Tras cuarenta años de deambular por las arenas de la hipocresía, prepotencia y capullez, pude abrir mis ojos ante tantas y tantos maravillosos hechos, que han pasado por delante de mí y que no he sentido ni escuchado. Lo escribo en homenaje a una mujer excepcional y maravillosa, que como su propio nombre indica me iluminó y abrió mi corazón al sentimiento, a la reflexión y a la sinceridad, pero sobre todo a lo más importante para entender a otro ser humano, saber escuchar.

 

COMIENZO DE LA PRESENTACION DEL LIBRO….

… Y UNA SORPRESA